Tuesday, November 1, 2011

Divididos en si mismos

Romanos 8

5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.

Comentario:

El problema del cristiano es que vive con un enemigo que es parte integral de sí mismo: la carne. Aunque el cristiano no se rige ni es dominado por esta, es un problema constante, ya que la carne quiere saciarse y no dejara de intentarlo hasta que cese de existir. No puede haber tregua ni armonía entre la carne y el Espíritu, sin embargo tampoco viviremos 100% en el espíritu (aunque esta es la meta). Hay quienes viven 100% en la carne saciando todos sus deseos, acatando por completo su voluntad, la biblia se refiere a ellos como “muertos” , “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircunciso de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados” (colosenses 2:13)pero aquellos que se sienten “vivos” al darle rienda suelta a la carne no dejan de sentir un vacio en sus vidas donde el Espíritu Santo anhela vivir.

Pablo dice que lo que quería hacer no lo hacía, y lo que odiaba hacer esto hacia, y reconocía que era el pecado que existía en su carne (Romanos 7) ¿Cuál es la fórmula para vivir en el Espíritu aun estando en la carne? La biblia nos dice en el libro a los Gálatas que los deseos de la carne es contra el espíritu y del espíritu es contra la carne (Gálatas 5:17) por lo tanto una comunión entre estos dos es imposible. La biblia nos dice que el pecado fue condenado en la carne (Romanos 8:3) es decir que de la carne siempre surgirá los deseos pecaminosos, de destrucción, enemistad, amarguras etc., porque los designios ( o sea está diseñada) de la carne es enemistad contra Dios, no se sujetan a Dios ni aun puede (Romanos 8:7) de hecho cada vez que sentimos estos impulsos debemos reconocer que es la carne queriendo ser saciada.

Nadie, Nadie jamás puede doblegar los deseos de la carne por su propia fuerza; ¿Por qué digo esto? Porque los deseos de la carne son los deseos propios, y ¿ a quién no le agrada hacer lo que desea? No importa la crianza tanto moral o recta que haya recibido, ultimadamente la persona termina quebrantando los deseos de Dios, solo al someternos al Espíritu santo podemos triunfar a la tentación de la carne. “Todo aquel que quiere ser digno de mi, niéguese así mismo” estas fueron palabra de Jesus mismo, las palabras claves aquí es: niéguese así mismo, es decir niegue los deseos de la carne, los conceptos o creencias propias, y acepta los de Dios. Los que viven según la carne, es decir obedeciendo sus deseos no pueden agradar a Dios. Todos vivimos en la carne es decir tenemos un cuerpo carnal, y no podemos evitarlo, pero no vivimos según los deseos de este, sino según el Espíritu Santo, esto hace una división demarcada en nuestras vidas, que aun viviendo en este cuerpo carnal agradamos a Dios al someternos al Espíritu Santo.

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