Wednesday, March 24, 2010

Arrepentimiento y Confesión

Esdras 9

6 y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.
7 Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día.

Comentario:

Muchas personas viven destruidas por su pasado, por algo que cometieron alguna vez, o por algo que le hicieron, y erróneamente cargan un sentido de culpabilidad aun cuando han pedido perdón a Dios. La carga de la culpa que les embarga es nada menos que la obra del enemigo que quiere destruir a la persona que ya Dios perdono. Cuando Dios perdona, olvida completamente las ofensas cometidas y no tiene memoria de ellas, pero tal condición es solo posible cuando hay un verdadero arrepentimiento; esto conlleva confesar los pecados cometidos y apartarnos de pecar.

Esdras mostro una actitud verdadera de arrepentimiento, su pesar fue notorio en sus palabras y denotaba una sinceridad al confesar con dolor su culpa. “Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo” el se encontraba confuso del hecho que habían cometido tan grave pecado conociendo que estaba mal, y estaba avergonzado por el mismo hecho, que aun no quería levantar el rostro por la vergüenza. Cuántos de nosotros nos hemos sentido así alguna vez? Que al momento ni queremos estar en la presencia de Dios por lo absurdo, vergonzoso y feo de nuestro pecado?, y nos sentimos avergonzados y dolidos de haber hecho algo contra Dios.

Esdras no solo se arrepintió sino que confesó su pecado, no siendo hipócrita, sino reconociendo e identificando en que había pecado contra Dios. Muchas veces decimos: si he pecado contra ti perdóname, dando por entendido, que no sabemos si hemos pecado contra Dios, cuando conocemos que en si lo hemos hecho. Al confesar los pecados no es decirle a Dios en que hemos pecados, él lo sabe aun no lo confesemos, pero es una forma de reconocer nosotros mismo en que hemos faltado. Al pedir perdón a un amigo, hermano etc., específicamente mencionamos en que le ofendimos, esto no solo le deja a la persona saber que estamos arrepentidos de algo en específico, pero le deja saber que no lo haremos de nuevo.

En el arrepentimiento y confesión de Esdras, también reconoció que el castigo por su pecados eran justos (verso 7), el jamás se quejo ni pregunto: porque nos sucede esto oh Dios? sino que reconocía que tal castigo fue resultado por el pecado. Tal arrepentimiento y confesión tendría como resultado una sola respuesta: el perdón. Esta es una verdad general y absoluta, ya que un corazón contrito y humillado jamás sería rechazado por Dios (Salmos 51:17)