Monday, April 2, 2012

De inmundicia (negativo) a santidad (positivo)

San Marcos 5

25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva
29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
31 Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
32 Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.
33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

Comentario:

Tu pasado solo importa si no has hecho un cambio en tu presente, es decir si tal pasado aun sigue conectado con tu presente porque Dios no te ha transformado. Miles de personas viven con rasguños y heridas en el alma que proceden desde la niñez, y tales cosas los mantiene en un estado del cual le es casi imposible superar. Sin embargo una vez Dios transforma las vidas, lo hace de una manera drástica, desde adentro hacia fuera; este “adentro” no se refiere a las entrañas de las personas (este tipo de limpieza lo puede hacer el hombre o un purgante) el “adentro” que aquí se refiere es el alma misma. El alma donde tenemos los sentimientos, donde albergamos paz, tristeza, jubilo, depresiones, etc., puede encerrar amarguras de acontecimientos recientes o tan lejanos como nuestra niñez. Una de las cosas que debemos de mantener en mente es que nuestra niñez, y las experiencia que tuvimos muchas veces forman nuestro carácter presente, por lo tanto se necesita una transformación radical para borrar tales experiencias, es aquí donde necesitamos el creador mismo de nuestras almas para borrar tales cosas.

La biblia dice: de manera que si alguno esta en Cristo nueva creatura es, las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17), sin embargo para las cosas viejas pasar se necesita a Dios, de no ser así, las cosas viejas se mantienen siendo las nuevas, las que desde el pasado alargan sus tentáculos y detiene la felicidad plena. La biblia nos habla en San marcos 5:25-34 de una mujer cuyo estado había sido igual por 12 años; Esta añoraba y deseaba cambiar el presente estado de su vida. 12 años con flujo de sangre, su vida era lo que categorizamos como un “infierno” sin embargo tal era su realidad. Había gastado todo lo que tenia, su única y última solución es la que debió ser la primera: Jesus. Esta escucho hablar de Jesus, y el oír de Jesus provoco fe (verso 27) y vino por detrás y toco el manto de Dios; Las biblia nos dice que la sanidad fue instantánea, de hecho Jesús reconoció de inmediato que poder había salido de él.

El problema de la mujer del flujo de sangre no era meramente físico, aun cuando me imagino que la anemia de esta mujer debió ser crónica pues había estaba sangrando por 12 años lo cual era un decremento en su glóbulos rojos y blancos. Su enfermedad afectaba su vida social, afectaba su alma, afectaba su felicidad, quien no quisiera cambiar tal estado? Debemos recordar que según la ley una mujer que estuviera con flujo de sangre era inmunda, Levíticos 15:25 nos dice que cualquier mujer que estuviera con flujo de sangre, y aun mas allá de su costumbre estaría inmunda por el tiempo en que estuviese así, es decir esta mujer era inmunda por 12 años!!!, todo lo que tocase seria inmundo (Levíticos 15:26) y toda persona que la tocase seria inmunda (verso 25) es decir que no podía ir al templo, pues no podía entrar en su estado, no podía socializar pues estaba inmunda y el que la tocase también lo estaría, debido a esto, el problema de esta mujer era mucho más severo que meramente su flujo de sangre. Pero en un instante, al tocar el manto de Jesus cambio de ser inmunda a ser salva; Jesus le confirmo esto diciéndole: Hija tu fe te ha hecho salva. De manera que no importa lo que arrastremos o hubiésemos sufrido Jesus puede cambiar nuestro estado a uno positivo.