Thursday, February 17, 2011

Exhortación a obedecer


Proverbios 3

1 Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos;
2 Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán.
3 Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón;
4 Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres.

Comentario:

Dios suplica a sus hijos a no olvidarse de su ley, su palabra, mandamientos y estatutos; a guardar estos en el corazón, en lo céntrico de nuestras vidas para que nuestras decisiones, y acciones sean regidas de acuerdo a los mandamientos bíblicos. Dios requiere esto de sus hijos no como beneficio para el; Dios no se beneficia con nuestra obediencia, somos nosotros mismos los beneficiados al obedecerle. En el verso 2 vemos los frutos de la obediencia "porque largura de días y años de vida y paz de aumentaran" el obedecer la ley y mandamientos de Dios nos garantiza largura de días y paz, esto no indica que no tendremos problemas, tribulaciones y situaciones adversas, pero aun con todo esto tendremos paz.

Además de guardar la palabra, nos insta a no apartar de nosotros la misericordia y la verdad, atarlas a nuestro cuello, esto es hacer misericordia y practicar la verdad todo el tiempo, escribiéndolas en la tabla de nuestro corazones. La vida cotidiana, y los problemas diarios muchas veces tienden de poco a poco sacar de nosotros lo que hemos aprendido, de lo que nos hemos convencido, debido a esto Dios nos aconseja a atar a nuestros cuellos sus mandamientos, escribirlas en nuestro corazones, Pablo le sugiere a Timoteo a ocuparse en la lectura la exhortación y de no descuidar el don que había en el (1 Timoteo 4:13) pues haciendo esto se mantendría ocupado en las cosas de Dios

Haciendo estas cosas Dios nota que haríamos buena opinión, no solo ante los hombres sino antes Dios. Tal cosas no es fácil de lograr ya que siempre hay quienes tienen malas opinión sobre otros, sin embargo andando bajo la autoridad de la palabra, nos hace agraciados ante Dios y los hombres.