Monday, May 3, 2010

La muerte

Juan 3

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Comentario:

La muerte es una de las certidumbres más verídicas de la vida. Es una realidad de cada persona. Aunque no pensamos en esta (la muerte), y solo meditamos en nuestra propia mortalidad en algún funeral, o la muerte de alguien que conocemos, es sin embargo algo inevitable. Alguien dijo que nos enamoramos de la vida pero ultimadamente nos casamos con la muerte. La realidad es que en 100 años no estaremos aquí. Sin embargo hay una esperanza para cada ser viviente, la muerte no es el final de la vida, más bien en la puerta para algo mucho mejor, siempre y cuando hagamos la decisión sensata de aceptar a Jesús como nuestro salvador. Nadie en realidad muere; todo ser humano es inmortal, lo que perece es el caparazón al que llamamos cuerpo, y a quien le damos la mayor importancia, sin embargo nuestras almas vivirán eternamente, ya sea en el cielo o en el infierno.

La muerte es un ángel, la Biblia indica que este será enviado al lago de fuego (Apocalipsis 20: 14) y aun nos dice que este ángel [la muerte] fue obligado a entregar todos los muertos que atreves de las edades había tomado (Apocalipsis 20: 13). La muerte le fue dada potestad de hacer tales estragos en la humanidad debido al pecado, si no fuese por el pecado la muerte no existiera ni tuviera potestad de quitar la vida. En Génesis vemos como Dios impidió que Adán y Eva comieran de la medicina que contrarrestaría los efectos de este ángel: el árbol de la vida (Génesis 3: 22) si el hombre comiese de este árbol, hubiese sido dotado con la capacidad de no morir, por lo tanto para que el hombre no viviese perpetuamente en pecado (ya que había desobedecido a Dios comiendo del árbol de la ciencia del bien y el mal) Dios les impidió comer del árbol de la vida.

Jesús ha venido a sustituir ese árbol de la vida, que le fue negado a Adán y Eva, de manera que el que en el crea no Muera sino que tenga una vida eterna (Juan 3:16). De la misma manera que Adán y Eva hubiesen vivido eternamente si comiesen del árbol de la vida, de igual manera aquellos que “coman” crean en Jesús también vivirán eternamente. Esto no indica que no moriremos físicamente, este cuerpo es corruptible y es necesario que perezca y una vez perecido este cuerpo de corrupción seremos incorruptibles (1 Corintios 15:42-47), y esto en ambos sentidos, ya que tanto nos corrompemos moralmente como también hay decaimiento y enfermedades que achacan al cuerpo físico. Si queremos vivir en completo gozo por toda la eternidad entonces es necesario creer en Jesús y entregarle nuestras vidas a él incondicionalmente para que así obtengamos victoria total sobre la muerte.