Wednesday, March 16, 2011

Comprendiendo el castigo de Dios, y como librarnos.

Job 34

31 De seguro conviene que se diga a Dios: He llevado ya castigo, no ofenderé ya más;
32 Enséñame tú lo que yo no veo; Si hice mal, no lo haré más.

Comentario:

Estas bajo castigo? Bajo prueba? Estas siendo reprobado por algo que hiciste? Muchas veces tenemos diferentes sufrimiento no como prueba en sí, sino como castigo por algo cometido. Ahora bien este castigo de parte de Dios es una bendición, debemos recordar que el castigo es la prueba de que el nos ama (Hebreos 12:6-8) “Porque el Señor al que ama castiga, Y azota á cualquiera que recibe por hijo. Si sufrís el castigo, Dios se os presenta como á hijos; porque ¿qué hijo es aquel á quien el padre no castiga? Mas si estáis fuera del castigo, del cual todos han sido hechos participantes, luego sois bastardos, y no hijos.” De aquí podemos deducir que si somos castigado por Dios es porque desea corregir ciertas cosas en nuestras vidas que no están de acuerdo con su santa voluntad. Tal castigo continuara hasta que comprendamos esto, nos arrepintamos y nos apartemos de hacer tal cosa. La intención de Dios no es destruirnos con el castigo, (aunque se sienta de esa manera) más bien es la forma de Dios escarmentarnos y librarnos de un sufrimiento mayor, el infierno.

Muchas personas reconocen su error, y que han pecado contra Dios, estos ya han dado el primer paso para ser libres del castigo, otros reconocen su mal, pero insisten en seguir haciéndolo porque les “gusta” a los tales les espera sufrimiento terrible, o peor, que Dios desista de castigarlos porque ya no los tiene como hijos. Debemos recordar el verso 6 de hebreos: “porque el señor al que ama castiga, y azota a cualquiera que recibe por hijo” es decir el castigo es para aquellos que considera como a hijos, pero el castigo no es para destruirnos sino para concientizarnos de un mal, o pecado que estamos cometiendo siendo sus hijos, pero si continuamos en el pecado es lo mismo que rechazar o menospreciar el castigo de Dios; el verso 5 dice: “ hijo mío no menosprecies la disciplina del señor, ni desmayes cuando eres reprendido por el” si desmayamos, es decir nos desviamos o renegamos de los caminos del señor entonces ya no seremos hijos sino bastardos (verso 8).

Debemos de notar que Dios castigaba a Israel, no a las naciones vecinas, porque este era pueblo suyo, de la misma manera en que un padre castiga a su hijo, y no al hijo del vecino, y si un padre no castiga a su hijo cuando hace algo indebido es porque no le importa el hijo. El castigo al presente no es causa de gozo (hebreos 12:11) y muchos estaremos adoloridos, otros cuestionan a Dios : “porque a mi Dios, que he hecho yo?” esto hacemos porque miramos a los impíos que pecan y no son castigados, pero debemos de entender que ellos no son hijos por lo tanto no tienen porque ser castigados por Dios (no son castigados ahora, obviamente el infierno será su morada si no se arrepienten, lo cual es el más terrible de los castigos). Eliú nos da una clave de cómo librarnos del castigo de Dios, o más bien que Dios desista del castigo. Al contrario de los demás amigos que culpaban a Job, Eliu le insta o le aconseja que vale la pena decirle a Dios: ya he llevado castigo, en otras palabras Dios mío, ya me has castigado y entiendo el porque de mi castigo, no voy a pecar mas, hazme saber mi mal, en que te estoy ofendiendo, y te prometo no hacerlo más, tal consejo es bueno para nosotros hoy. Hay sufrimientos que no son en sí pruebas sino castigos, hagamos la oración que Eliu recomendó a Job, y Dios que es justo desistirá su castigo debido a que lo hemos reconocido y apartado de el.