Monday, April 5, 2010

Evitando la confusión


Jeremía 44

16 La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti;
17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno. 18 Más desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre somos consumidos.

Comentario:

Nuestro Dios no es Dios de confusión y por ende no confunde a nadie, sin embargo esto es lo que nos ocurre a veces al poner la vista en las circunstancias y no en Dios. Jeremía estaba amonestando al pueblo de Israel a no regresar a Egipto y a no ofrecerle incienso a otros dioses, sin embargo la respuesta del pueblo de Dios no se hizo esperar : "la palabra que nos has hablado de Jehová, no la oiremos de ti" verso 16. El pueblo se negó rotundamente a escuchar la palabra de Dios y acertó que iban a ofrecer incienso a la reina del cielo (esta reina, se cree fue la esposa de Nimrod, Génesis 10:8, quien al morir supuestamente vino a ser la reina del cielo) tal actitud de parte de los Israelitas había surgido debido a su confusión: " y tuvimos abundancia de pan y estuvimos alegres y no vimos mal alguno" verso 17. La confusión de los Israelitas no estaba basada en el bien que estaban recibiendo (pues de veras estaban en abundancia) sino en quien lo estaba proveyendo.

En el verso 18 vemos la razón de su confusión, ellos creían que la abundancia y el bien del cual disfrutaban estaba siendo proveídos por la reina del cielo, porque una vez que dejaron de darle incienso notaron que todo le faltaba. Obviamente los israelitas estaban confundidos, el único proveedor es Dios, aun cuando el enemigo quiere confundir para lograr quitar a Dios de nuestros corazones. En el Salmo 73, Asaf estaba confundido a tal grado que casi se resbalan sus pies porque él vio la prosperidad de los impíos, quizás a nosotros nos suceda lo mismo en ocasiones, mirando a aquellos que no tienen temor de Dios, vivir sin preocupaciones y como que nada les falta, podemos llegar hasta el extremo de confundirnos y pensar que Dios no nos provee, ya que el impío recibe más "bendiciones" que nosotros. Ultimadamente debemos de entender que la bendición de nuestra salvación es mayor que todo lo demás, y lo que Dios tiene para nosotros en bienes materiales vendrá, debemos entonces evitar tal confusión porque es obra del enemigo.