Wednesday, July 27, 2011

Asegurados de nuestra salvación

Filipenses 2

12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.

Comentario:

La salvación es obviamente lo mas importante en nuestras vidas; siempre he dicho en enseñanzas y comentarios, que lo mejor en la vida que le pueda suceder a un ser humano es morir en Cristo, y lo opuesto es morir sin Dios. Ambos ejemplos pone a relucir lo más terrible que pueda suceder y lo más agradable que le pueda suceder a una persona. Aunque no somos perfectos (tal estado no es logrado por hombre, más bien somos justificados en Jesús) pero si podemos estar seguros de ser salvos, a través de el arrepentimiento y el perdón de nuestros pecados concedido gratuitamente por el sacrificio de Dios en la cruz. En la sociedad actual y según la creencia moderna solo se necesita ser "bueno" para ir al cielo; vemos personajes con vidas completamente contraria a lo que la Biblia nos enseña, sin embargo se testifica de ellos en su funeral que ahora están en el cielo. Nosotros sin embargo conocemos que los que mueren sin Cristo, están irremisiblemente perdidos, ya que las obras o lo bueno que uno sea no dicta la morada final

Aun cuando no conocemos verdaderamente quien haya ido al cielo, ya que desconocemos cual fue la decisión de tal persona en sus últimos momentos, nosotros no debemos de dejar una salvación tan grande a mero chance, debemos de estar seguros 100% de nuestra salvación. Examínate… si partimos de este mundo en un segundo, donde iríamos? Si Dios regresa por su pueblo donde estaríamos? Tal pregunta puede ponernos a nosotros entre la espada y la pared, ya que examinaríamos si de veras somos salvos. Como dije al principio la salvación es lo más importante de nuestras vidas, por ende no debe ser algo de lo cual estemos inseguros. Pablo amonesta a los Filipenses a ocuparse de la salvación, y utiliza vocablos poco común, al decirle cómo hacerlo: con temor y temblor. No solo corremos el riesgo de morir sin Cristo, o de que el retorne, pero si no nos ocupamos debidamente podemos perderla, y aquellos que la pierden pueden dar testimonio de lo difícil que es conseguirla de nuevo, esto es porque tenemos un enemigo que se ocupa en destruir las almas.