Friday, July 22, 2011

No te alegres del dolor de tu enemigo.

Proverbios 24

16 Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impíos caerán en el mal.
17 Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón;
18 No sea que Jehová lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo.

Comentario:

La vida cristiana es en su totalidad un antónimo de los no creyentes. No hay ni debe haber nada en común entre la vida Cristiana y la vida de los no creyente, excepto lo que por costumbres hacemos en nuestra vida cotidiana (comprar, vender, trabajar, etc.) y aun en estos quehaceres cotidianos existe ciertas diferencias. Dios requiere un modo completamente diferente de actuar y comportarse de parte de nosotros como cristianos, somos llamados a ser luz en medio de las tinieblas, somos la luz del mundo (Mateo 5:14) por esto el proceder de uno que este en luz jamás debe asemejarse a uno que este en tinieblas, porque que comunión tiene la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14-15) Es decir, ¿que existe entre las tinieblas y la luz que podríamos decir que son iguales o que tiene algo en común? Absolutamente nada.

En el verso 16 encontramos un mensaje alentador. Siete veces cae el justo y vuelve a levantarse, es decir es posible que en estos momentos hallas caído, es posible que no estés donde quieras estar en tu vida espiritual o secular, algún problema ha sobrevenido sobre ti más fuerte de lo que pensabas, pero una cosa debes de estar seguro/a , te vas a levantar. Mientras que el no creyente resulta a medio personales, (que quizás te hallan pasado por la mente) el justo espera en Dios. Debemos de recordar que el proceso del cristiano y del no creyente son diferentes. No debemos de recurrir a los métodos que estos toman, sino depender de Dios. Muchos recurren a suicidio, otros se entregan a vicios (mas los impíos caerán en el mal) pero los que confiamos en Dios nos entregamos a la oración cuando tales circunstancias llegan a la vida.

Decía al principio, que la vida cristiana es antónima a la vida impía. En el verso 17 el proverbista refiere algo poco común en este mundo : “cuando cayere tu enemigo no te regocijes, y cuando tropezare no se alegre tu corazón”, ¿cuántos de nosotros no solo nos alegramos cuando algo le acorre a nuestros “enemigos” si no que deseamos que algo le ocurra? Para el impío esto es natural, regocijarse cuando alguien que se le opone le sucede algo, sin embargo se nos ordena que no nos regocijemos cuando algo malo le ocurriere a alguien que nos hostigue. Dios nos indica que debemos de orar por nuestros enemigos, esto es completamente opuesto a gozarnos si algo le aconteciese. En el verso 18 nos da una advertencia: “no sea que Jehová lo mire y se desagrade” Dios puede mirar con desagrado el corazón de un creyente que se regocije del castigo que El (Dios) este suministrando a nuestro hostigador; de hecho dice que es posible que Dios aparte de tal persona su enojo. No se indica aquí que Dios nos castigaría a nosotros por tal cosa, pero si nos regocijamos estamos en desobediencia, y la desobediencia conlleva castigo.

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